Este post está dedicado al muguet o como se le conoce en lengua española: lirio del valle.
Sus flores tienen forma de campanillas blancas, y con delicioso e incomparable olor a ángeles, que crece de forma natural en los bosques, a la sombra y en zonas húmedas.
Su aroma único ha fascinado a los perfumistas durante siglos: su fragancia es especiada, amaderada y dulce al mismo tiempo.
foto de internet
Al parecer la costumbre de regalar estos olorosos lirios campestres data del siglo XVI, cuando Carlos IX instauró la tradición de regalar un ramo de esta flor que desde antiguo ha simbolizado un “porte bonheur”.
A ese rey de Francia, le gustaron tanto su perfume y su porte original que a partir de aquel año de 1561, en cuanto empezaba a florecer con el mes de mayo, instauró la costumbre de regalarla a las damas de su corte, como un amuleto, para traer buena suerte (una elección que se nos puede antojar curiosa hoy en día si se tiene en cuenta que todas las partes de esta flor son venenosas hasta el punto de contaminar el agua del florero que la recibe… pero nos quedaremos con su galante intención y la seguridad de su desconocimiento de la botánica)
Hay que ver lo que se aprende en internet ;))
foto de internet
Tiene el muguet multitud de nombres en cada idioma y su historia está rodeada de otras tantas leyendas:
Dicen de esta flor que la conocían los egipcios y los griegos, que el dios Apolo la hacía crecer al paso de las musas con el fín de proteger sus pies; dicen también que sus campanillas son, según la Iglesia, lágrimas de Eva al ser expulsada del paraíso o de la Virgen en la crucifixión. Y también que estaban esas blancas campanillas a las puertas del cielo midiendo el corazón de los que allí pretendían entrar.
Otra leyenda, venida de Rumanía, nos habla de las lágrimas de una niña, vertidas sobre la tumba de sus padres.
Antiguamente, existía en Bretaña la costumbre de un baile en el mes de mayo, el baile de los noviazgos: los mozos colgaban un ramillete de muguet encima de la puerta de la elegida de su corazón, ramillete que luego la moza llevaba prendido en su corpiño para acudir al baile, significando así su agrado al pretendiente.
En España esta fiesta primaveral se cristianizó, como no podía ser menos, y aquí tenemos esas “cruces de mayo”, o las “mayas” en los que folclore y religión hacen un confuso matrimonio.
Todas estas leyendas, son muy románticas, verdad? De hecho, es una flor muy utilizada en los ramos de novia.
Y todo ese rollo va para enseñaros este regalín que hice para mi amiga MªJo, que se casó... en el mes de mayo!
Lo acabé en forma de cojincito, con logcabin, en una tela con ramitas verdes, y una puntillita blanca.
Detalle de una esquinita
Vistas del cojincito entero. Os gusta?
Vaya este pequeño detalle para desearles toda la felicidad del mundo.
Un besazo, preciosa.
Besotes y gracias por pasar a visitarme.